En los últimos años se han difundido con mayor fuerza diversas tecnologías, entre ellas, las impresoras 3D.
Se ha extendido la utilización de impresoras 3D para imprimir piezas pequeñas para diferentes aplicaciones, desde juguetes hasta prótesis médicas. En menor medida se ha utilizado impresoras 3D para imprimir piezas industriales de mayor tamaño.
¿Pero te imaginas imprimir una casa completa usando solo una impresora 3D? Con esto en mente se iniciaron diversas startups tecnológicas. En el 2016, Apis Cor completó, en tan solo 24 horas y con un costo de 10 000 dólares, la primera casa con impresión 3D en “obra”. Una casa de 40 metros cuadrados ubicada en Stupino, Rusia.
Figura 1: Proceso de fabricación (Apis Cor)
Figura 2: Casa finalizada (Apis Cor)
¿Por qué esta tecnología podría ser el inicio de una nueva revolución en la forma como construimos? Más allá del solo hecho de cambiar el método constructivo, significa un tiempo de construcción significativamente menor y una importante reducción en los costos, dos ventajas muy importantes en el actual contexto mundial en el que vivimos, donde diariamente se mudan a las ciudades 200 mil personas (Foro Económico Mundial). Esta situación, que será aún mayor en el futuro, nos lleva a que cada día necesitemos más casas y a precios accesibles, precisamente 2 de las ventajas más importantes de fabricación de casas con impresión 3D.
Entonces, la pregunta es: ¿por qué esta; tecnología no se ha expandido rápidamente? La razón principal es cómo nos aseguramos que estas casas fabricadas utilizando tecnología de impresión 3D son fiables en todos sus aspectos constructivos y serán seguras para quienes las habiten. Pues se trata de una tecnología nueva, sobre la que no existen normas, ni estándares y mucho menos supervisores calificados que verifiquen que la fabricación 3D de la casa se realizó adecuadamente y consecuentemente puedan determinar si es segura o no. En otras palabras, no tenemos antecedentes sobre los cuales basarnos para asegurar que una casa fabricada con tecnología 3D es segura.
¿Qué sigue para esta naciente industria? Una estrategia podría ser impulsar el desarrollo de un nuevo cuerpo de estándares y luego esperar que a partir de estos estándares se desarrollen normativas nacionales y locales, un esfuerzo que podría tomar años e incluso décadas. Otra estrategia, por la que están optando los pioneros de esta industria, es no desarrollar nuevos estándares, ni esperar a que se desarrollen nuevas normativas nacionales, ni locales; sino usar todo el marco regulatorio ya existente. ¿De qué forma? Logrando que cada una de las fabricaciones que desarrollen cumpla con los estándares y normativas existentes más exigentes.
Por ejemplo, Apis Cor se está centrando únicamente en imprimir muros que imitan los muros de hormigón de albañilería tradicional, su muro impreso en 3D contempla un hueco para colocar el hierro armado. Buscan demostrar que sus muros impresos con tecnología 3D responden de la misma forma que un muro con albañilería tradicional, para ello están trabajando con la Universidad de Connecticut (USA) y Briggs Engineering and Testing para someter a sus muros a las baterías de pruebas de la Sociedad Americana para Pruebas y Materiales (ASTM).
Finalizaremos el presente artículo mostrándote un video de uno de los avances más significativos para esta nueva industria, la desarrollada por Icon y “New Story” en colaboración con la fundación Mexicana “Echale”, que en el año 2017 construyeron la primera comunidad con casas impresas utilizando tecnología de impresión 3D.
Un dato más:
¿Con qué material imprimen las casas 3D? Aunque existen otras opciones como la fibra de carbono o el bioplástico. Las firmas pioneras de fabricación de casas con impresión 3D están optando por una mezcla de cemento, arena, agua y un componente protegido que le brinda a la mezcla gran viscosidad y secado rápido.
Fuentes: